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La espera por el nuevo material discográfico de Catupecu Machu terminó: en noviembre llega “Simetría de Moebius”, el quinto trabajo de estudio de la banda.
Si bien el disco anterior – “Laberintos entre aristas y dialectos”- data de octubre de 2007, sólo contaba con tres temas inéditos, mientras que el resto eran reversiones de canciones ya conocidas.


Para este nuevo proyecto la banda comenzó a trabajar hace nueve meses, y hace seis se conocieron los primeros demos. Entre Agosto y Septiembre pasados, hicieron las grabaciones en Club Audio, el estudio que la banda tiene en Villa Luro, su barrio de toda la vida. Los detalles finales y el masterizado se realizaron en Nueva York, con la ayuda del conocido productor Tom Coyne.




“Simetría de Moebuis” contará con once temas nuevos, y el corte de difusión, “Confusión” ya está rotando por las radios argentinas. El sonido del nuevo tema se aleja del estilo puramente rockero que la banda tuvo en sus orígenes, allá por 1997 con el disco “Dale!”. Confusión tiene melodías de música electrónica, demostrando la capacidad de los integrantes de la banda por experimentar con nuevos sonidos. La letra, compuesta por Fernando Ruiz Díaz, tiene momentos de lucidez, aunque probablemente no será recordada entre las mejores del líder y co-fundador de Catupecu.



Por los adelantos realizados por los miembros del grupo, el quinto disco seguirá por la línea de sus dos antecesores, el ya mencionado “Laberintos entre aristas y dilectos” (2007) y “El número imperfecto” (2004). La potencia roquera de los primero cuatro años de la banda ha dado lugar a una fineza musical que no muchas bandas nacionales logran. El cambio en la orientación musical, en gran parte debido a la constante búsqueda de Gabriel Ruiz Díaz, quien continúa con su recuperación luego del accidente sufrido en marzo de 2006, permitió que la banda trascendiera sus propios límites. Catupecu logró separarse de las bandas formadas a fines de los 90´, estancadas en un sonido limitadamente rockero, para transformarse casi en alquimistas de la música. El segundo disco de estudio, “Cuadros dentro de cuadros” (2002) fue la piedra fundacional del crecimiento de la banda: se incorporaron nuevos instrumentos como sintetizadores y violines que permitieron los primeros cambios.



La obra cumbre en cuanto a fidelidad, calidad musical y despliegue artístico se logró en Laberintos, sobre todo con las finísimas reversiones de temas clásicos como “Entero o a pedazos”, “Cuadros dentro de cuadros” y “A veces vuelvo”. La incorporación de instrumentos seguía su curso, a los violines se sumaron el cajón peruano, flautas traversas y chelos. Los cuatro shows en vivo que dieron en el teatro Gran Rex, a fines del 2007, fueron los mejores de su carrera: además de los integrantes de siempre, el escenario contó con la presencia de la orquesta completa de Javier Weintraub, músico amigo de la banda. Lejos del caos y la simpleza de su primer disco, Catupecu Machu logró una precisión musical notable, y sin ser un conjunto que se caracterice por el virtuosismo de sus miembros, hoy es una de las bandas más respetadas del mercado nacional y latinoamericano. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que aunque hayan pasado 13 años de la salida del primer trabajo discográfico, la proyección a futuro de Catupecu Machu es enorme.



Agustín Méndez